Me gustaría contaros una historia de paciencia, la del bambú japonés, una planta no apta para impacientes, por su modo particular de crecer. Cuando el agricultor planta la semilla, la cuida, la abona y la riega… ¡no pasa nada durante el primer mes! Pero tampoco durante el segundo, ni tras cumplirse el tercero. Tampoco después de pasar el primer año… Ni siquiera se aprecia nada de su crecimiento el tercer año después de plantarla. Ningún brote se hará visible a los ojos del agricultor hasta que hayan transcurrido los primeros siete años desde que plantó esa primera semilla.
¿Sabéis que ha pasado durante esos siete años? El bambú estaba generando un perfecto sistema de raíces que le va a permitir crecer ¡hasta 30 metros en seis meses! De repente, y tras siete años de inactividad, ¿tarda sólo seis meses en alcanzar 30 metros? ¡No! Ha empleado siete años y seis meses en crear unas sólidas raíces sobre las que asentarse y garantizar un buen sostén para su desarrollo posterior.
¿Os imagináis a un agricultor que, cada día, durante esos 7 años y seis meses fuese a ver si su planta de bambú había crecido, a un agricultor desesperado llegando a pensar que sus semillas estaban enfermas, que no eran fértiles? ¿Un agricultor que abandonara su plantación por no tener frutos? ¡No!, el agricultor sabe que para tener una buena plantación de bambú hace falta paciencia y perseverancia. Que no se puede abandonar el cuidado de la tierra y de las semillas porque no se vean los brotes. El agricultor sigue trabajando para que su planta crezca sana y fuerte.
A menudo, nos convertimos en el agricultor desesperado. Buscamos impacientes los frutos de nuestro esfuerzo, de nuestro trabajo. Queremos el éxito fácil, rápido… sin darnos cuenta que una buena cosecha necesita de raíces fuertes. Y de que la espera, el trabajo y el esfuerzo merecen la pena.
Las personas de éxito son como el agricultor que espera paciente y sin desfallecer el crecimiento del bambú porque son conscientes de que las semillas que han plantado con cariño, entusiasmo y que han cultivado con trabajo, tesón y mucho esfuerzo darán sus frutos muy lentamente. Su crecimiento está sometido a agentes externos que pueden dañarlas: periodos de sequía, tormentas, plagas…, pero no desfallecen y siguen trabajando para que la cosecha salga adelante. ¿Y sabes por qué? Porque tienen muy claro su objetivo, su meta y no esperan una gratificación inmediata sino que sientan cada día las bases para conseguirla.
¿Y tú eres como el agricultor impaciente o te identificas más con el paciente cultivador de bambú?
I would like to tell you a story of patience, that of Japanese bamboo, a plant not suitable for impatient people, due to its particular way of growing. When the farmer plants the seed, takes care of it, pays it and irrigates it… nothing happens during the first month! But neither during the second, nor after completing the third. Not even after spending the first year ... You don't even appreciate anything of its growth the third year after planting it. No sprout will become visible to the farmer's eyes until the first seven years have elapsed since he planted that first seed.
Do you know what happened during those seven years? Bamboo was generating a perfect root system that will allow it to grow up to 30 meters in six months! Suddenly, and after seven years of inactivity, does it take only six months to reach 30 meters? No! He has spent seven years and six months in creating solid roots on which to settle and ensure a good support for further development.
Can you imagine a farmer who, every day, during those 7 years and six months, went to see if his bamboo plant had grown, a desperate farmer coming to think that his seeds were sick, that they were not fertile? A farmer who abandoned his plantation for not having fruits? No !, the farmer knows that to have a good bamboo plantation it takes patience and perseverance. That the care of the earth and the seeds cannot be abandoned because the shoots cannot be seen. The farmer continues to work so that his plant grows healthy and strong.
Often, we become the desperate farmer. We look forward to the fruits of our effort, of our work. We want easy, fast success ... without realizing that a good crop needs strong roots. And that the wait, work and effort are worth it.
Successful people are like the farmer who waits patiently and without weakening the growth of bamboo because they are aware that the seeds they have planted with love, enthusiasm and that they have grown with work, determination and much effort will bear fruit very slowly. Its growth is subject to external agents that can damage them: periods of drought, storms, pests ... but they do not faint and continue to work so that the harvest moves forward. And do you know why? Because they are very clear about their goal, their goal and do not expect immediate gratification but that they lay the groundwork to achieve it every day.
And you are like the impatient farmer or do you identify more with the patient bamboo grower?